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El camino de un camerunés que se encontró con Dios

El pasado 23 de febrero tuvimos una nueva edición de la Noche de Té y Solidaridad organizada por Entreculturas. Armel Nya Tankoua, camerunés de nacimiento y español de adopción, nos relató una serie de pinceladas de su larga e intensa vida.
Creció en un pueblo tropical donde los plátanos, las piñas y los mangos están deliciosos y crecen por todos lados. Pero, tras una adolescencia difícil, y al morir su padre, tuvo que abandonar los estudios y se buscó la vida en múltiples trabajos hasta que un día decidió dejar su país y buscar un lugar donde pudiera llevar una vida digna. Su viaje duró tres largos años muy duros y llenos de dificultades.
Según sus propias palabras, las circunstancias de mi camino me han ayudado a llegar a lo más hondo de mí mismo y descubrir y conocer quién soy de verdad y que es lo que tengo. La máxima lección de mi experiencia es la paciencia, el sentido profundo de la palabra paciencia. El gran éxito de mi camino, aparte de haber salido vivo, es descubrir la presencia de Dios y no ya un Dios imaginario sino el Dios que está en cada ser humano que me cruza en mi camino.
Armel actualmente ha fundado una ONG pues la educación es el motor del cambio y todos estamos convencidos de ello.