En nuestro crecer humano y espiritual es necesario que alguien nos acompañe en nuestro caminar, nos plantee cuestiones que en un momento determinado nos ayuden a dar pasos hacia adelante.
De hecho necesitamos consultar al médico, al abogado, a un “profesional” cualquiera para resolver un problema. Otras veces acudimos a un sacerdote, a una persona que nos inspire confianza, para una consulta moral, reconciliarnos, discernir, confrontar opiniones, discernir, etc. En otras situaciones existenciales nos quedamos demasiado solos.
El acompañamiento espiritual tiene ahí su lugar: como orientación, consejo, apoyo, discernimiento, contraste o confirmación del recorrido. Como compañía cercana, pero discreta; como referencia posible; como sugerencia y propuesta libre.
¿QUÉ ES EL ACOMPAÑAMIENTO?
NO ES una orientación directiva sobre mi vida. No es una imposición unilateral de criterios y comportamientos. No es un recuerdo constante de lo que debo hacer o evitar. No es un control externo a mi persona.
TAMPOCO ES simplemente una conversación amistosa, ni un diálogo informal que nos entretiene. Ni siquiera un desahogo en momentos de agobio, ni un consultorio, ni un refugio para débiles.
MÁS BIEN ES un diálogo fraterno con otra persona. Es una relación adulta que me presta ayuda. Es una búsqueda conjunta de sentido para mi vida. Es una invitación a vivir en mayor profundidad, a mirar más de frente Al sentido último que Dios quiere para mi vida. Un buscar la imparcialidad.
POR LO TANTO, aporta luz mi vida, pero soy yo quien decido. Me muestra un camino, pero yo debo recorrerlo. Me abre otras posibilidades, pero soy yo quien escojo. Me invita a asumir mi decisión y a ejercer mi autonomía.
¿PARA QUÉ?
PARA
· Integrar a Dios en la vida
· Crecer en la relación con Dios
· Continuar la vivencia de ejercicios espirituales
· Discernir y tomar decisiones
· Poder expresarme en un ámbito discreto y acogedor
· Entenderme mejor, porque no siempre me comprendo
· Aceptarme como soy, con mis limitaciones
· Intentar cambiar un poco mi vida y mi persona
· Tomar mejor algunas decisiones importantes
· Aprender a discernir, a buscar y hallar a Dios
· Crecer en misericordia con los demás
· Reconocer que Dios ya está presente en mi vida
· Para saber que es Dios quien realmente me acompaña siempre.
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